L.v.Beethoven.Septimino Septeto op. 20 en Mi Bemol.W.Boskovsky

Mi Sueño...

B.S.O. La vida es bella; I. Buon Giorno Principessa.N. Piovani
al fin... descansa en paz.

y ... mi Música.

J.S.Bach;Sonatina Bwv 106;Al piano: M.Kurtag y G Kurtag
vuelve a sonar.
21 febrero 2010

Tempo de Suite

P. I. Tchaikovsky - El Cascanueces, suite de ballet. Op. 71a
Vals de las flores
H. v. Karajan - Wiener Philharmoniker

Érase una vez . . .  una camelia mortecina que dormía hermosa sobre la liturgia olvidada de la libertad mas íntima , donde La Música sonaba al compás de aguas de sonrisas azules y placenteras noches de estrellas deseadas sin lunas hirientes. Su sombra viva pedaleaba sobre el musiqueo del tempo que le entregaba el sol del mediodía abrazando su blancura o le regalaba la lluvia dulce que bañaba sus sueños sin pausas ni demora.  Pero un día , cuando el invierno aun no se había marchado...

 La Música se fue .

Solo una bóveda inerte sostenía a  la camelia mortecina. Sobre la abrumada piedra , la camelia mortecina buscaba caminos de sedas, en las ramas sin tronco, en los suelos desojados , en las manos blancas que tiritaban heladas. Tenía que encontrarla. La tarde había caído dejando paso a una noche espesa de luna acartonada de la que colgaba el hilo de un columpio que solo la camelia mortecina creyó ver. 

"Allí está " .- pesó perdida entre la duda la camelia mortecina .

Hacía frio, mucho frio, pero el disfrute del enigma que envolvía su ilusión por encontrala hizo que se apresurara a buscarla . Gravitaba el escalofrio del silencio cuando llegó. Era un lugar en el que solo vagaba la nada acompañada de una sombra encorvada que se ocultaba tras la piel de la nostalgia. Entonces, la camelia mortecina con el alma debilitada por la paz perdida, vio una luz muy lejana que le hizo recordar aquellas palabras que le susurraron hace muchos años, cuando sus pétalos se abrían al calor de la primavera.

El día esperado llegaría.

Se encontraba tras un tempo de nueces , donde una mirada la cuidaba , apoyada en un arco iris de alambre, sobre el que se recostó la camelia mortecina para escuchar lo que le decían dos flautas y un arpa. Lo anterior vivido tuvo un sentido y se sintió libre y en paz al comprobar que se cumplían los sueños de otros porque eso la llevaría a recuperar la sonrisa azul que la esperaba , como siempre la esperó, a vuelta de la esquina, a encontrar regalos alimentados de ficción y regalos reales que la llenaron de música.


Todo comenzaba a ser sencillo, incluso aquella canción de hoscas aristas, sonaba con  piedad y mesura acariciando la realidad de su nueva palidez . Descubrió que todo era vida de nuevo, solo tenía que mirar al cielo de aquellos suelos desojados cubiertos de raíles hirientes en la ciudad dormida, mientras un coro del pasado la ayudaba a soportar el humo que caía sobre el verde y blanco que siempre fue real. Pudo ver la realidad de unos naranjos mientra miraba la luna desnuda entre la falsa bruma …


La camelia mortecina recogió la nota con la nueva luz que tientan sus pétalos. Distinguió contornos mágicos que la ayudarían en su anónimo viaje, pero que tal vez, la sacarían de la quietud en la que ahora reposa para volcarla de nuevo en un mar que no le permitíría contemplar la brisa de la tarde a la orilla del río donde un arbol grande hunde sus ramas, allí, donde habitan los sueños infantiles.

Mañana, la camelia mortecina, verá cumplido, con lluvia o sin ella , el sueño de un republicano convencido y carretero de corazón que volverá como lo hacía antaño, para llevar sobre su alma La Salud y por un instante, la camelia mortecina notará en sus pétalos el susurro cálido de su voz ... " Lo entiendes ahora pequeña. No permitas que nadie te diga que en ti solo hay sueños, porque tarde o temprano, los sueños se cumplen."

Continuará... o... no.
 
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